La llegada del invierno puede suponer, en muchas ocasiones, el sufrimiento de músculos y articulaciones. La humedad puede afectarnos a todos, no importa la edad, pero sí que existen personas que pueden verse más afectadas que otras.
Personas con ciertas afecciones, como puede ser artritis, lumbalgia o tendinitis, pueden ver su sintomatología afectada a causa de la humedad y el frío. A las personas que sufren este tipo de agravamiento producido por las circunstancias del clima se les denomina “meteorosensibles”, y suponen un porcentaje de entre 30% y el 50% de la población.
Aunque no exista un método infalible para evitar padecer las consecuencias de los cambios del tiempo, sí que podemos tomar algunas medidas que nos ayuden a minimizar su impacto.
¿Qué factores pueden influir?
La dieta
Los alimentos que consumamos pueden influir en la respuesta de nuestro organismo ante los cambios meteorológicos. Aquellos que tienen un alto contenido en proteínas pueden favorecer la aparición de estos dolores, por lo que es recomendable reducir el consumo de carne y aumentar el de frutas y verduras.
El pescado y los lácteos también son adecuados para nuestra dieta, así como aquellos que aporten calcio y vitamina D. También resultaría adecuado reducir el consumo de sal.
Actividad física
Practicar ejercicio físico moderado de forma regular puede ser una gran medida preventiva. Si tenemos dolor debemos evitar realizar ejercicio que sea de alta intensidad.
Controlar la temperatura
Debemos cuidar nuestra temperatura corporal, sobre todo si padecemos molestias en huesos. Evitaremos los cambios bruscos de temperatura, abrigándonos adecuadamente cuando haya mucha humedad o cuando practiquemos deportes que nos hagan sudar y pueda generarse un enfriamiento posterior.
Pasear al sol durante unos 30 o 60 minutos al día nos ayudará a asimilar la vitamina D, primordial para el fortalecimiento de los huesos y el sistema inmune.
¿Cómo reducirlo?
Medicación
Aunque hay que evitar el abuso de medicamentos, en caso de que tengamos dolor será necesario el consumo de analgésicos. Con ellos conseguiremos reducir o hacer desaparecer las molestias de forma rápida. Se recomienda aplicarlos junto con el resto de medidas que proponemos.
Calor
El calor seco será nuestro mejor aliado cuando suframos este tipo de molestias. Aplicado sobre la zona dolorida, nos ayudará a aliviar los síntomas. Para ello existen varios elementos que nos pueden ayudar, como son la manta eléctrica, los sacos de semillas o la aplicación de aire caliente con el secador de mano. Se recomienda dar calor a la zona durante períodos de 5-10 minutos. Pronto notaremos mejoría.
Masajes
Masajear la zona con alcohol resulta muy adecuado, ya que este aporta calor a la zona y el masaje hace que se incremente la afluencia de sangre.
Humidificadores
Aunque no podamos controlar la humedad y el clima de la zona en la que vivimos, sí que podemos crear el propio en nuestro hogar. Como veíamos en nuestro artículo Descubre las ventajas de los humidificadores existen diferentes tipos de humidificadores que pueden resultarnos muy útiles para atajar este tipo de problemas.
Con todo esto, cuando las molestias sean muy intensas o persistentes, será necesario acudir a nuestro médico para que revise y estudie nuestro caso en particular.