Las piscinas pueden ser unos espacios totalmente adaptados a la movilidad de las personas a través de unas reformas que se pueden realizar en estos depósitos de agua. Por medio de varios sistemas de la ortopedia online que permiten un más fácil acceso a sus instalaciones por parte de los ciudadanos que presentan algún nivel de discapacidad física y que por tanto les impide el disfrute de darse un baño en cualquier momento del día.
A través de ascensores acuáticos
El primer elemento que se puede colocar en las piscinas para generar una mayor adaptabilidad son los ascensores acuáticos. ¿Pero en qué consisten este mecanismo? Pues bien, se trata fundamentalmente de un dispositivo que cuenta con los más avanzados sistemas de seguridad que tienen como objetivo que los usuarios puedan entrar y salir de una superficie acuática con total satisfacción. Estas acciones las puedes realizar más cómodamente ya que se formalizan desde la posición de sentado. Sin que en ningún momento tenga que forzar sus posiciones o sus extremidades.
Su funcionamiento no es muy complejo ya que solo requiere de una manguera que va conectada a red. Para que de esta forma, mueva un pistón que es el que va a desencadenar un movimiento vertical de subida o bajada en la silla que va a transportar al usuario al interior de la piscina. Por otra parte, hay modelos que incorporan una batería portátil para que pueda ser manejado por estas personas desde su mando electrónico.
Grúas especiales de piscina
Se trata de la segunda de las opciones que se puede acoplar perfectamente a la piscina por medio de una sencilla operación. En este caso, su instalación permite que las personas con movilidad reducida puedan tener mayores facilidades para acceder al agua. Hay varias clases de grúas de estas características que van en función del tipo de suelo y también de las necesidades de los propios usuarios. Hasta el punto de que sirven tanto para piscinas particulares, como las habilitadas en hoteles o en comunidad de vecinos.
Estas grúas se caracterizan sobre todo porque son muy cómodas para guardarse en los momentos en que las actividades en la piscina son mínimas. Como por ejemplo, en los meses de otoño e invierno o sencillamente cuando no son utilizadas por cualquier motivo. En cualquier caso, y debido a su mecanismo tan especial permiten que las personas con discapacidad física estén en disposición de en entrar a este recinto de manera autónoma para que puedan introducirse en el agua muy satisfactoriamente.
Existen modelos en los que el cuidador o acompañante tendrá que ayudar a realizar esta acción a los propios afectados. Es decir, ayudarles a que den los primeros pasos para su correcta introducción en el agua de la piscina.