El dolor lumbar, o también llamado lumbago, es uno de los dolores que sobre alrededor de un 85% de las personas de nuestra población, sin importar su edad. El origen de este dolor generalmente tiene que ver con el sistema muscular y esquelético de la columna vertebral. Las razones de que este dolor ocurra es una mala postura, una cama incómoda, el levantamiento excesivo de peso, el sedentarismo e incluso factores como el estrés o la ansiedad.
Por lo tanto, este dolor ocurre tanto en personas mayores como en jóvenes y tanto en personas que levantan un peso excesivo como las personas más sedentarias. El estrés diario y las actividades físicas pueden desencadenar este dolor. Sin embargo, en muchas ocasiones se confunde una simple lumbalgia con una hernia de disco. La hernia de disco es una lesión mucho más compleja y generalmente, el dolor de lumbares suele tener una causa mucho más inofensiva y sin demasiadas complicaciones.
Esta confusión suele realizarse la mayoría de las veces debido a que este dolor suele ser muy punzante y agudo e incluso da la sensación de rigidez, como cuando nos quedamos enganchados. Cuando nos quedamos enganchados en una posición inclinada además podemos comenzar a sentir incluso calambres, cosa que intensifica aún más el dolor. El dolor punzante de la lumbalgia se debe a que ocurre un bloqueo en una articulación que hay entre las vértebras, pero también por los calambres y la tensión de los músculos lumbares.
La primera fase de recuperación del dolor de la espalda es adoptar una postura especial en la cama hasta que el dolor desaparezca. Mientras dormimos o mientras descansamos podemos tumbarnos con las piernas en alto (en unos 90º) con la ayuda de unas mantas o cojines. Para mantener la espalda fija y sin torsiones podemos utilizar una faja lumbar. La faja lumbar es muy importante para mantener la espalda saludable y sin dolor y poder seguir con nuestra vida sin que el dolor limite nuestras actividades diarias.
Cuando este dolor ocurre, lo más importante es mantenerse activo y poco a poco realizar las actividades habituales hasta recuperarnos. Podemos hacer uso de algunos antiinflamatorios o analgésicos para paliar estos dolores. Sin embargo, estos medicamentos debemos tomarlos siempre bajo prescripción médica. Si el dolor no desaparece y comenzamos a sentir problemas más graves (parálisis o entumecimiento) es muy importante acudir al médico y comenzar otro tratamiento.