Es una creencia popular que el frío y la humedad afecta negativamente a la salud de los huesos produciendo reuma y dolores en los huesos, pero esta creencia popular es errónea. En ocasiones se utilizan expresiones como “tener el frío en los huesos” o “me duelen los huesos por el cambio de temperatura”, pero esta creencia no es real, por lo que, si los dolores en los huesos y articulaciones ocurre, debemos acudir a un médico. Sin embargo, muchas personas notan dolencias con los cambios de temperatura. Hoy te explicaremos por qué.
El efecto del frío en los huesos y las articulaciones
Aunque el frío no causa reuma como tal, un estudio realizado a un grupo de 2500 personas por la Universidad de Manchester demostró que las molestias en los huesos y articulaciones ocurría sobre todo en épocas de frío y humedad que en los días calurosos. Esto se debe a que durante las épocas de más frío el líquido sinovial se encuentra más viscoso.
El líquido sinovial es aquel encargado de lubricar las articulaciones y los cartílagos para que no haya dolor por el roce. Cuando el líquido sinovial se hace más espeso, aparecen estos dolores. En cambio, cuando hace calor, ocurre lo contrario: el líquido sinovial se produce en exceso provocando un riesgo mayor de derrames e inflamaciones en personas que sufren reuma.
El efecto de la presión atmosférica
Los cambios en la presión atmosférica también pueden afectar a la salud de las personas. Las bajas presiones, por ejemplo, hace que nuestro cuerpo reaccione alterando los receptores del dolor o la liberación de substancias proinflamatorias intensificando el dolor y las molestias en los pacientes que tienen artrosis y artritis. En pacientes que tienen los cartílagos desgastados este dolor aumenta, ya que son los huesos los que sufren esa presión.
Este efecto tan molesto ocurre sobre todo en zonas más expuestas al frío como las manos, los pies y el cuello donde se pierde el calor y el líquido sinovial se espesa. Otro factor importante es la existencia o ausencia de tejido adiposo. La grasa protege los órganos y las articulaciones de la pérdida del calor. Por lo que, es normal que, en esas zonas, donde apenas hay grasa notemos más los efectos. Para mejorar y evitar estos dolores es muy recomendable el uso de fajas lumbares o aplicar calor en esa zona afectada.