Es frecuente poder sufrir lesiones que conlleven el escayolamiento de alguna de las extremidades. Pasar por este proceso, ya de por sí, es incómodo y conlleva distintos cambios en nuestra vida diaria. Uno de los momentos que puede suponer una mayor complicación es la hora del baño. Por suerte, hoy en día existen varios elementos que pueden ayudarnos en esta tarea.
Ten paciencia
Lo más importante de todo es tener paciencia. Evitar agobiarse, o querer ir más rápido de lo que nuestro cuerpo nos permite, es lo primero que tenemos que tener en cuenta. En ocasiones, se pueden sufrir caídas u otros daños por estas razones. Por lo tanto, iremos a nuestro ritmo, cuidando los movimientos y poniendo atención y calma a lo que estamos realizando.
Impermeabiliza la escayola
Evitar que la escayola se moje es una de las prioridades que debemos tener. Para ello, podemos hacer uso de cubre escayolas para el antebrazo, en el caso de que la lesión se encuentre en las extremidades superiores. Si la fractura se encuentra en las extremidades inferiores, lo ideal es el cubre escayolas para el pie y zona de tobillo o los que cubren hasta el muslo si abarca una zona más amplia.
Su utilización nos facilitará mucho el aseo y nos ayudará a conseguir que la escayola se mantenga seca. Que esta se moje nos podría suponer varios problemas y tendríamos que contactar con nuestro médico para que nos indicase los pasos a seguir.
Otra manera de asegurarnos aún más de que no entre el agua, es poniendo una toalla o tela en la zona superior de la escayola. Así, aunque también hagamos uso de los cubre escayolas, nos aseguraremos de que queda bien sellado y no se escurre nada de agua por ninguna zona.
Utiliza asientos
Hacer uso de sillas de baño nos ayudará a estabilizarnos y poder proceder mejor al aseo corporal. Antes de sentarnos en ella, comprobaremos que la hemos colocado de forma que quede estable y no se deslice. Su uso nos permitirá ducharnos más tranquilos y con mayor control.
Cuando haya finalizado el baño, sécate bien antes de salir. Secándonos mientras estamos sentados, evitaremos resbalarnos y tendremos una mejor sujeción y seguridad en manos y pies.
Estudia las posibles alternativas
Siempre debemos estudiar qué opciones se amoldan mejor al estado en el que nos encontramos. Un ejemplo de ello sería que, si la ducha nos supone una tarea demasiado complicada, podemos optar por tomar un baño. De esta manera, tendríamos la posibilidad de mantener la extremidad que está escayolada fuera de la bañera. Así se reduciría el riesgo de salpicaduras de agua. Es importante señalar que, aunque nos decantemos por esta opción, es recomendable seguir haciendo uso de los cubre escayolas.